domingo, 2 de noviembre de 2014

LAS ORCAS Y SU CAUTIVIDAD

Las orcas pertenecen al orden científico Cetacea. Dentro de este orden están incluidos todas las ballenas y delfines. Este orden se divide a su vez en varios subgrupos. Las orcas pertenecen al subgrupo de los Odontocetos o ballenas dentadas.
La orca (Orcinus orca) es la especie de mayor tamaño clasificada dentro de la familia Delphinidae, la cual está integrada por diecisiete géneros. Es la única especie viviente clasificada dentro del género Orcinus. Este término, “Orcinus” fue asignado por el zoólogo austriaco Leopold Fitzinger en 1860.  Proviene del latín, significa «perteneciente al orco» y se usa para referirse a los demonios del inframundo. Esta acepción nos da una idea de la sensación que le provocó al zoólogo la visión de uno de estos ejemplares.
La especie presenta un marcado dimorfismo sexual, diferenciándose claramente  los machos de las hembras por su mayor longitud y peso. Hasta 9 metros y 5.568 Kg. los machos frente a los a 7,7 m de largo y 3 810 kg de peso de las hembras.
La principal seña de identidad de las orcas, además de su pigmentación bicolor es una aleta dorsal muy larga que llega a medir hasta 1,8 m en los machos. La coloración se distribuye de manera particular y cada individuo presenta una distribución única del color que permite diferenciarlo de los demás. 


Las hembras alcanzan la madurez sexual entre los 10 y 15 años aproximadamente, y entre crías dejan intervalos de entre 3 y 10 años. La gestación de una orca dura 17 meses.
La esperanza de vida de las orcas en libertad aumenta con la edad. La mortalidad es alta durante los primeros seis meses de vida, con un porcentaje de muerte del 37 al 50%. Para los animales que alcanzan los seis meses se incrementa hasta cincuenta o sesenta años para las hembras y veintinueve años para los machos. Una vez superan los quince años de edad, la esperanza de vida asciende a sesenta y tres años para las hembras y treinta y seis para los machos. La edad máxima alcanzada por ambos géneros oscila entre ochenta y noventa años en las hembras y cincuenta a sesenta años en los machos. En cautividad no suelen cumplir los 25. 
Es el cetáceo más veloz pero no se sumerge muy profundo. Usualmente avanza a una velocidad de 5 a 10 km/h pero puede alcanzar velocidades de 40 km/h. En la mayoría de su área de distribución, los desplazamientos de los grupos se relacionan con los movimientos de sus presas; las orcas pueden cubrir entre 125 y 200 km por día mientras cazan.
 Se calcula que una orca necesita comer un 4% de su peso al día. Si tenemos en cuenta que estos datos han sido recogidos de individuos en cautividad podemos deducir que el porcentaje aumenta cuando hablamos de orcas en libertad ya que deben recorrer mayores distancias para poder cubrir sus necesidades nutricionales.
La especie posee el segundo cerebro más grande entre los cetáceos después del cachalote. Junto con los delfines utilizan un 10% más de capacidad cerebral que el ser humano. 
Tiene un sistema de ecolocación excepcionalmente sofisticado; un “sonar integrado” con el que es capaz de detectar la ubicación y características de las presas y otros objetos de su ambiente por medio de la emisión de sonidos y posterior recepción e interpretación de los ecos.



Los individuos de la especie forman estructuras sociales complejas y se organizan en grupos matrilineales (descendencia definida por la línea materna); para facilitar la socialización utilizan un método de comunicación sofisticado .El repertorio vocal de los diferentes grupos de orcas estudiadas está compuesto de un número específico y repetitivo de llamados discretos, a los cuales se les denomina dialectos. Los dialectos son complejos y estables durante el tiempo, y son únicos para cada grupo en particular. Cada individuo probablemente lo aprenda por medio del contacto con su madre y otros miembros del grupo. Posiblemente, los dialectos constituyan una forma de mantener la cohesión e identidad dentro del grupo y se cree que las similitudes entre ellos reflejan el grado de afinidad entre las manadas. Por eso los dialectos de un grupo de orcas de la costa del pacifico norte no tiene nada en común con el que utiliza otro grupo de orcas en el Ártico.
La especie se encuentra en todos los océanos y en la mayoría de los mares del mundo. Tiene la distribución más amplia entre los cetáceos; habita con mayor frecuencia las aguas costeras en un rango de ochocientos kilómetros y las aguas frías a latitudes altas en ambos hemisferios. En las regiones costeras ocupa principalmente bahías de baja profundidad, estuarios y desembocaduras de los ríos.




Se han identificado varios tipos de orca en los hemisferios norte y sur, los cuales tienen diferencias genéticas, morfológicas, comportamentales y alimentarias tan notables, que incluso se han propuesto como especies diferentes. Los tres grupos establecidos según estos parámetros son los siguientes:
Residentes: Viven en grupos familiares complejos (denominados en inglés pods) compuestos por entre seis y sesenta individuos. Emigran a menos distancia que las transeúntes. Forman comunidades endogámicas. Se alimentan principalmente de peces, especialmente de salmón, y en ocasiones de calamares. 

Transeúntes: grupos menores a diez ejemplares. Poseen vocalizaciones menos variadas, dialectos menos complejos.  Muestran una organización social menos rígida que las residentes; su dieta está basada principalmente en mamíferos marinos. Tiene un rango de distribución más amplio que las residentes y migran a mayores distancias que éstas.
Marítimas Se localizan usualmente a más de 15 km de la costa, aunque en ocasiones se aproximan a esta. Se agrupan en manadas de veinte a setenta y cinco animales. Su dieta parece basarse principalmente en tiburones. Este tipo de orca es ligeramente más pequeña que los otros dos tipos.


LA CAUTIVIDAD

El tema de la cautividad de los cetáceos levanta una gran polémica en la actualidad. Hace ya unos años de la aparición de “The Cove”, el primer documental que muestra la realidad en la selección de los delfines para los parques acuáticos  de todo el mundo.
Igual de sobrecogedoras que las imágenes de la bahía de Taiji teñida de rojo por la masacre de cientos de delfines son las que muestran la captura de la orca Tilikum en Islandia en el documental “Black fish” 
Las capturas comenzaron en los años 60 y hasta 1970 se perfeccionaron las técnicas  que utilizan redes de cerco, botes de alta velocidad, e incluso explosivos submarinos y aviones. 
La captura de Lolita en el estrecho de Puget en 1970 se saldó con 5 muertes de miembros de la familia de la orca capturada. Los propios marineros llenaron de piedras los cadáveres de los cetáceos y anclaron sus colas para hundirlos junto con sus explicaciones. Lolita se vendió por 6.000$ a un acuario de Florida. Cuando unos meses después los cuerpos de las orcas aparecieron en la costa, las operaciones de captura de orcas fueron reguladas en los Estados Unidos e ilegalizadas en el estado de Washington. 





Con la implantación de estas leyes los “coleccionistas” del gigante “Sea World” y otros parques acuáticos tuvieron que poner sus objetivos en aguas más lejanas. El lugar seleccionado para seguir con sus capturas fue Islandia. Allí encontraron un agujero en el sistema para poder importar las orcas a modo de préstamo para cría.
En estas nuevas aguas capturaron a Tilikum. Después de su captura, fue mantenido en un tanque de cemento durante casi un año en un  zoológico marino cerca de Reikiavik, Islandia, mientras esperaba ser transferido a un parque marino. Lo que vino después fueron continuos cambios de lugar de Tilikum por su falta de adaptación a los lugares donde lo confinaban y la falta de integración de la orca con las nuevas compañeras que le asignaron. Como consecuencia del estrés, los ataques de otras orcas, el cautiverio y la necesidad de actuar a cambio de comida Tilikum es responsable de la muerte de 3 personas a lo largo de su vida. La última su entrenadora.  Tilikum tiene una aleta dorsal colapsada, señal de una orca enferma y estresada. Muchas orcas en cautiverio (pero pocas en la naturaleza) tienen aletas colapsadas. Sea world compró a Tilikum tras los primeros problemas del anterior parque con la orca para su programa de reproducción por lo que un 54% de las orcas cautivas en la actualidad llevan sus genes.






Esto solo demuestra una vez más la ignorancia y la prepotencia del ser humano por intentar dominar la naturaleza y querer enjaular lo salvaje.
Entre los años 1976 y 1988, fueron puestos en cautiverio cincuenta y nueve animales de los cuales ocho se liberaron, tres murieron y cuarenta y ocho fueron vendidos a diferentes acuarios del mundo. Las capturas disminuyeron sustancialmente en la década de 1990, y para 1999 cerca del 40% de los animales en exhibición habían nacido en cautiverio.

El caso más cercano para nosotros es Morgan, la orca confinada en el Loro Parque de Tenerife. Esta orca fue capturada en 2010 en Noruega con un permiso de rescate y compromiso de su posterior puesta en libertad. Después de 4 años y numerosas excusas para no liberarla de nuevo sigue deleitando a los numerosos turistas que visitan la isla y engrosando las arcas del propietario del parque, el cónsul de Tailandia  Wolfgang Kiessling. 
Este parque también tiene en su historia la muerte de un entrenador por una de sus orcas. En 2009 la orca Keto provocó la muerte a su entrenador Alexis Martínez. Ningún medio de comunicación trató la noticia en profundidad. Los largos hilos del poder manejan a su antojo.
Al igual que Tilikum, Morgan también muestra un comportamiento inducido por el estrés, incluyendo el roer los bordes de su tanque, flotar durante horas inmóvil o repetir continuamente el mismo circuito dentro del tanque.  Las agresiones hacia los humanos y entre las orcas son prácticamente inexistentes en la naturaleza, pero el estrés constante de vivir en grupos socialmente incompatibles dentro de tanques diminutos hace que se estresen y desarrollen comportamientos agresivos, presentando un peligro tanto para las otras ballenas como para los empleados que las entrenan. 









En la actualidad hay numerosas campañas, asociaciones e investigadores que luchan por la prohibición de los espectáculos con cetáceos. Tras más de 43 años confinada en una piscina minúscula para su tamaño numerosas voces se alzan para que liberen a la orca Lolita. Entre ellas la del ex entrenador de delfines Ric O´Barry uno de los principales activistas e impulsores de este movimiento después de que uno de los delfines que entrenaba muriera en sus brazos. Cree que es posible la reinserción de estas orcas.  Ha sacado  a la luz la anual la  caza de delfines con el documental “The Cove”. 
Estos animales fueron sacados de su hábitat natural, separados de sus familias y  confinados en entornos extraños para enriquecer a zombis del dinero.
Aseguran que desarrollan labores educativas y de investigación con estos animales cuando la realidad durante una visita a estos parques es que dedican menos de un minuto a esta labor. 
¿Qué investigan exactamente en un animal cuyos hábitos y socialización se han visto drásticamente modificados por sus captores? ¿Realmente pueden sacar alguna conclusión real sobre el comportamiento de las orcas chantajeadas a ejecutar antinaturales piruetas y saltos a cambio de comida?

¿Qué hace un animal acostumbrado a nadar más de 150 Km al día, con fuertes estructuras sociales y extremadamente inteligente confinado en piscinas sin ningún estímulo real y con extraños a su alrededor?

Este tipo de espectáculos no enseña a nadie cómo es una orca o un delfín. Por el contrario atrofian sus capacidades reales mostrando algo grotesco y falso. 
En Tenerife tenemos la suerte de contar con enclaves para el avistamiento de cetáceos en libertad. Nadie te asegura que los vayas a encontrar pero cuando esos encuentros se producen son encuentros reales, de animales vivos, interactuando con el ser humano por voluntad propia, sin coacciones. Esa sensación que algunos privilegiados tienen la suerte de experimentar y guardar como experiencia vital para el resto de su vida es la cara opuesta a la sensación que constatas al salir de un show con cetáceos en un parque acuático. Algo falla. 
Con el escaso 10% que utilizamos de nuestra capacidad cerebral deberíamos ser lo suficientemente capaces y sensibles para exigir el abandono de esta falsa supremacía sobre el resto de especies. Dejar de engañarnos con la falsa sonrisa de los delfines y aceptar y celebrar que su lugar está en los océanos.
Nosotros lo tenemos claro. Y tú.... ¿qué prefieres?

¿Cautiverio o libertad?



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